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Conclusión final

 

Después de haber visto los riesgos a los que están expuestos los menores al hacer uso de las redes sociales, llegamos a la conclusión de que la actitud que debemos tener no es la de prohibir tajamentemente ni la de infundir miedo, simplemente informar de todos y cada uno de estos riesgos para inculcarles una actitud precavida.

Tampoco debemos olvidar que el acoso escolar es una práctica que por desgracia lleva existiendo desde épocas muy remotas. Por ello, no debemos alarmarnos ni culpar únicamente a las nuevas tecnologías. Lo que sucede es que las TIC facilitan la tarea a quien acosa, trasladando esta situación a cualquier ámbito de la vida cotidiana, ejerciendo una mayor presión sobre la víctima.

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